El mandatario bonaerense quiere que el intendente de Tigre declare su ruptura con los K. Ambos tienen aspiraciones con miras a 2015
La foto que se sacaron ayer Daniel Scioli y Sergio Massa esconde la desconfianza que ambos se tienen a pocos meses de las definiciones de candidatos de las elecciones legislativas.
El gobernador bonaerense teme que el intendente de Tigre pueda convertirse en un aliado circunstancial de la Casa Rosada y que, incluso, sea candidato a diputado nacional del oficialismo. Scioli pretende ser irreemplazable para el oficialismo y otro dirigente con la misma alta imagen positiva puede arruinar sus planes.
En los últimos días, el gobernador comenzó a motivar a Massa para que dé señales de ruptura con el kirchnerismo. Scioli cree que, en un escenario con el intendente de Tigre lanzado en contra del oficialismo, los K no podrán deshacerse de él. Confía en que su caudal de votos obligue al Gobierno a mantenerlo en sus filas.
Por su parte, Massa percibe que Scioli utiliza su imagen para reconquistar al kirchnerismo y amenazar con una alianza electoral que complique al Gobierno nacional. El gobernador está en plena negociación por el envío de fondos y ayer, en medio de la discusión salarial, volvió a mostrarse junto a él.
Scioli necesita esa imagen. Massa, en cambio, pensó en esquivarla. Hoy, una foto junto al gobernador significa hacerse cargo del conflicto salarial, del disgusto de sus vecinos por el aumento de impuestos, de la inseguridad en otros distritos del Conurbano y de enojos kirchneristas que viene evitando. “No es tiempo de especular sobre un acuerdo”, dijo ayer Massa antes de fotografiarse con Scioli, para despegarse de un posible acuerdo político.
Al intendente de Tigre no le gusta que le manejen los tiempos, creyendo en las encuestas, espera a último momento para anunciar su futuro político. La relación de amistad que ambos confesaron tener se ve cada vez más amenazada por el mismo sueño: llegar a la presidencia en 2015
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