miércoles, 21 de septiembre de 2011

Cristina, cerca de reunificar el peronismo

Felipe Solá no sorprendió ayer al anunciar su reingreso al oficialismo y, a su juicio, la extinción del peronismo federal. Una semana atrás, un aliado de Solá, Mario Das Neves, se le plantó a su compañero de fórmula, Eduardo Duhalde, criticándolo por su agresividad contra el kirchnerismo, lo que debe interpretarse como una propuesta para distender los ánimos. Los que toman nota de los detalles advierten además otra cosa. Sumamente debilitado luego de que su delfín Martín Buzzi, una vez electo gobernador se pasó al kirchnerismo, Das Neves empezó a mostrarse cada vez más moderado y ahora está ausente de la campaña electoral duhaldista. Coincidentemente, Alberto Rodríguez Saá, un aguerrido contendiente de CFK en las elecciones presidenciales del 2007, luego de las primarias del 14 de agosto cambió su discurso hacia una línea lightque excluye cualquier cuestionamiento importante hacia la Casa Rosada.
No menos significativo es que Hugo Moyano, que pocos meses atrás encabezaba un movimiento laborista para copar la conducción del peronismo, ahora está a punto de renunciar a la presidencia del PJ bonaerense. Estas señales y otras más convergen en un punto: el cristinismo está acelerando los preparativos para, después de su triunfo en octubre, ponerle el broche de oro a su apoteosis. Esto es, proclamar la reunificación del justicialismo bajo el sol presidencial. La realidad es que el elenco de figuras que le dieron vida al peronismo disidente se va raleando rápidamente. Carlos Reutemann no estaría dispuesto a sumarse al oficialismo pero tampoco lo enfrentará, al igual que Juan Carlos Romero. Francisco de Narváez, un caso especial, está dando también señales de eludir la confrontación directa con CFK y sólo combate con Daniel Scioli. Todo esto sin hablar de que la postura “ni oficialista ni opositora” de Mauricio Macri les cierra las puertas del PRO a los antikirchneristas.
Con este panorama, la resistencia a la reunificación se concentraría sólo en Duhalde, sostenido por Gerónimo Momo Venegas y Luis Barrionuevo.
Pero da la impresión de que la subsistencia de un polo peronista opuesto al cristinismo depende de que el ex presidente no termine de desbarrancarse electoralmente el 23-o. Un Duhalde con menos votos que en las primarias sería una empresa en quiebra. De ahí que este resultado adquiera importancia estratégica.
Disidentes adentro
En realidad, bien podría pensarse que la enorme concentración de poder que está consiguiendo el kirchnerismo hace irrelevante si subiste o no el peronismo disidente. Sin embargo no es así. El gobierno estaría decidido a poner en marcha su mayor emprendimiento político desde su llegada al poder en el 2003: la reforma de la Constitución Nacional, con la inclusión de la reelección presidencial indefinida. Las condiciones necesarias para la misma serían no sólo una oposición fragmentada con una UCR en crisis (lo que está por ocurrir). También necesitaría la Casa Rosada un PJ formalmente unido, donde los disidentes critiquen desde adentro para salvar las apariencias. A juzgar por como hoy están las cosas, este escenario no estaría lejano.

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