viernes, 23 de septiembre de 2011

La recesión ya llegó a los commodities

Dilma Rousseff confirma la interpretación paradigma de los tiempos que corren: se viene la recesión global. Los granos argentinos se verán afectados y con ello, el modelo K.
Durante la primera mitad del año era lugar común escuchar preocupaciones por la inflación derivados del fuerte repunte en los precios de varios commodities alimenticios y el petróleo y, con algunas excepciones, pronósticos de un leve mejoramiento económico para casi todo el mundo. El incremento en las presiones inflacionarias durante parte de la primera mitad del año coincidía con un alza muy importante en las tasas de los bonos del Tesoro de 10 años que subieron de niveles de 2.5% a finales del 2010 a casi 3.8% durante el primer trimestre del 2011, a pesar de que la Fed estuvo destinando miles de millones de dólares a la compra de este tipo de bonos. La perspectiva de una mayor inflación en el futuro lleva a los inversionistas a vender sus bonos de largo plazo anticipando que las tasas de corto y largo plazo subirán en el futuro cercano para combatir las presiones inflacionarias. A pesar de la creciente preocupación del mercado y algunos observadores en torno de la inflación, las economías desarrolladas todavía contaban con un nivel de capacidad ociosa suficientemente alto, sobre todo en el mercado laboral, para mantener la inflación bajo control.Pero, conforme se han venido incrementando las señales de una nueva y marcada desaceleración global, las preocupaciones inflacionarias han desaparecido del mapa y los bancos centrales y observadores han regresado su atención a cómo evitar que la economía global vuelva a caer en recesión. Desde que comenzó la crisis en el 2008, la principal preocupación de los bancos centrales de los países desarrollados -y en especial de la Fed- ha sido el fantasma de la deflación. Con las recientes advertencias del FMI, el fantasma mundial parece cada vez más cerca. A raíz de esta gran preocupación, la Fed ha actuado bajo la premisa de que es necesario tomar medidas extremas para reactivar la economía, sobre todo porque las herramientas de política fiscal se encuentran limitadas por el creciente déficit fiscal y la falta de consenso político en el legislativo de EU. Ante la desaceleración, la Fed ha redoblado su compromiso de mantener las tasas de interés prácticamente en cero, afirmando que no subirá las tasas hasta mediados del 2013. Este anuncio, en conjunto con una mayor aversión global al riesgo y la expectativa de que la Fed podría reiniciar una nueva ronda de inyecciones de liquidez mediante la compra de bonos del Tesoro de largo plazo en el mercado, ha llevado las tasas del bono del Tesoro de 10 años de USA a mínimos históricos. Mientras que en la primera mitad del año observamos a varios bancos centrales del mundo emergente restringir sus políticas monetarias para evitar un sobrecalentamiento de sus economías y los países desarrollados comenzaban a hablar de cuando retirar estímulos, en este último trimestre la historia ha cambiado. Ahora los bancos centrales de los países desarrollados hablan de nuevos estímulos monetarios mientras que algunos países emergentes empiezan a bajar sus tasas. Sin duda, como bien señala Pablo Adreani en La Voz del Campo, la inestabilidad económica que está generando la crisis en Europa, los ajustes en las relaciones de monedas que se producen en algunos países, por el sustancial cambio en el flujo de inversiones, se hace sentir en los mercados agrícolas.  Recuerda Adreani que primero fue USA, con su crisis financiera del 2008 que provocó la caída libre en los precios agrícolas y ahora es el turno de la Unión Europea, donde la dirigencia política no ha logrado convencer a los mercados. Aparte, los recientes malos datos proveninetes de China, no ayudan.  USA no ha salido de la crisis, con indicadores de empleo y actividad económica que no generan expectativas positivas. La corrida bajista en las principales Bolsas del mundo no tardó en llegar a las commodities; pues se produce una retirada de los fondos, que salen de sus posiciones y con masivas órdenes de venta para recuperar liquidez. Esto provoca la baja de los mercados que se viene verificando día tras día y que cada vez se profundiza más.
Uno de los países que se vio afectado por el menor flujo de inversiones ha sido Brasil. Como primera consecuencia estamos viendo el nivel del real más bajo de los últimos 2 años, llegando esta semana al nivel de 1,80 en su paridad con respecto al dólar. En forma indirecta, esto ayuda a Brasil a ser más competitivo en sus exportaciones, pero también tiene un efecto inflacionario sobre su economía.  En ese contexto, apareció Dilma Rousseff afirmando que “comienza” o “comenzará” (utilizó los 2 tiempos verbales) una deflación global que afectaría obviamente a los commodities. Sus declaraciones encendieron las alarmas locales ya que entre los commodities, se encuentran los granos argentinos. Rousseff evaluó que "todo indica que la tendencia internacional es la deflación" "Tarde o temprano, esta ocurrirá en el mundo", dijo. La Presidente destacó la preocupación del gobierno con la inflación. , dijo, es una preocupación, "perenne". "Unos buscan la inflación, otros el crecimiento”, dijo. A medida que la volatilidad de los mercados acapara todas las noticias, la presidente insistió en que Brasil no tiene el mismo problema. "Somos un país con una deuda muy baja, tenemos las cuentas públicas en orden, somos un país con alta acumulación de reservas", dijo. Recordando la regulación de los bancos brasileños, dijo, "es muy sólida".
"Sin lugar a dudas, la crisis es fuerte, pero puede empeorar aún mucho. Parece que tienen características sistémicas, permanentes y que significa un ahorro forzoso por un tiempo, una recesión. Brasil tiene que estar preparado para ello", dijo la presidente.
Mientras tanto, en la Argentina, el dólar sube pero no por la crisis financiera global sino por el efecto de las próximas elecciones presidenciales y la desconfianza que generó en la city el amplio triunfo de la Presidente Cristina Fernández en las primarias de principios de agosto, la conformación de su nuevo gabinete y la prometida "profundización del modelo". Como bien indica Noticias Argentinas, el modelo presenta dudas con un frente externo tan complicado con las bajas del real y de los granos. La crisis en los países centrales, donde se registra una caída en los precios de los granos, sumado a la depreciación del real brasileño, afecta la competitividad de la industria nacional y la entrada de dólares al país.  Según publica NA, en la mañana de este viernes (23/09) industriales argentinos aseguraron estar "muy preocupados" por la devaluación de la moneda brasileña, aunque los referentes del sector llamaron a "mantener la calma" frente a esta situación, que afecta su competitividad respecto de la principal potencia regional. El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio de Mendiguren, dijo que "lo que tiene que haber en este momento es calma, porque esta es una crisis un poco inédita y aunque que Brasil esté modificando el tipo de cambio, no implica una tendencia". Más allá del llamado a la calma, la realidad indica que la crisis ya afecta a los mercados. En lo que va de septiembre, la soja perdió en el mercado del Golfo US$ 56 por tonelada; el trigo, US$ 51, y el maíz, US$35 y en las últimas semanas hemos visto cómo los mercados cambiaron significativamente su tendencia, con mayores bajas pronunciadas en trigo, soja y maíz.
"Nos preocupa mucho lo de Brasil, pero lo peor que podría pasarnos es que Brasil deje de crecer", aseguró un De Mendiguren cada día más afecto a la administración kirchnerista.  De similar manera se manifestaron los ejecutivos de finanzas por la devaluación "violenta" de Brasil, al estimar que esa situación podría generar un estancamiento de la producción argentina, muy ligada a su principal socio del Mercosur.  "Estamos monitoreando muy de cerca lo que pasa en Brasil en cuanto a su tipo de cambio. El Gobierno de ese país autorizó alteraciones muy rápidas y violentas sobre el valor del dólar, pero también es cierto que eso se hizo después de una muy fuerte revaluación del real", sostuvo el titular del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), Gustavo Macchi. En el marco de la 32 Convención Anual de esa entidad, que se realiza en un hotel de Puerto Iguazú con alrededor de 500 participantes, Macchi estimó, por otra parte, que el índice de inflación registrara "una desaceleración" en 2012, ya que durante ese año podrían lograrse acuerdos salariales por debajo de los niveles registrados en 2011. El efecto sobre los granos argentinos se hizo sentir. Este jueves (22/09) el maíz perdió 5,2% en la cotización del mercado a futuro en Chicago y cotizó a US$ 255,90 la tonelada, mientras que la soja cayó 2,5% a US$ 472,90 , y el trigo descendió un 5% a US$ 232,87.  La oleaginosa en la Bolsa de Comercio de Rosario perdió 40 pesos y quedó a 1240 pesos, respecto de la víspera y debido a las bajas externas. "Las fuertes pérdidas con las que operaron nuevamente todos los futuros en el mercado de Chicago presionaron a los compradores locales a disminuir sus ofertas por los principales productos que se negocian en el recinto físico de nuestra Institución", indicó la bolsa rosarina (BCR). La soja disminuyó 40 pesos respecto de las ofertas de ayer (22/09), en tanto que el girasol cayó 20 pesos también presionado por las bajas de los aceites vegetales en el mundo.  Se registró poco interés de parte de los compradores de cereales por realizar negocios que quedaron a la espera de una recuperación en los mercados externos. La soja, el maíz y el trigo se derrumbaron en Chicago, dado que la firmeza del dólar presionó a las materias primas tras una advertencia de la Reserva Federal de USA sobre los riesgos económicos, dijeron operadores. Asimismo, los síntomas de desaceleración que muestra la economía china contribuyeron a acentuar las pérdidas, luego de que un índice de producción manufacturera cayese por tercer mes consecutivo en el gigante asiático, el principal comprador de la soja argentina. Adreani analiza el impacto detallado de la recesión en los granos de la siguiente manera: Soja. Es el producto que más bajo, con una pérdida de US$ 56 por tonelada en el mercado FOB Golfo de México: pasó de US$ 559 a 503. Mientras los precios en Chicago también se derrumbaban: US$ 485 para la posición noviembre. En la Argentina el mercado acusó sólo 50% de la baja registrada en el Golfo. Cayó US$ 23, de US$ 337 a principios de mesa a 314. En cambio, las posiciones futuras de la soja nueva bajaron sólo US$ 19: el miércoles cotizó a US$ 315. A pesar de la fuerte baja, todavía los precios para la soja nueva no son tan malos, y aquí debemos tomar en cuenta el efecto de la sequía que están sufriendo muchos países de Sudamérica.
Trigo. La baja de la cotización en el Golfo de México fue US$ 51 (de US$ 365 a 314). En el país, los precios se encuentran divorciados con respecto a la capacidad teórica de pago de la exportación. El cereal disponible bajo apenas 2 dólares: de 157 a 155, de acuerdo al cierre en el Término de Buenos Aires (Matba).
Maíz. es el grano que menos bajó, con pérdidas de US$ 35 en las posiciones futuras del FOB Golfo de México. Esta semana cerró a US$ 295, contra 330 de principios de mes. En nuestro país, y también por el efecto (Guillermo) Moreno, los precios del maíz disponible bajaron solamente 8 dólares, para alcanzar un valor por tonelada de US$ 154. En cambio, la posición de maíz nueva cosecha (abril 2012) en el Matba perdía sólo 2, para cerrar a US$ 175,5. Si consideramos el spread (diferencia) actual de US$ 21,5 entre el precio del maíz futuro y el disponible, al productor hoy le conviene vender el futuro a US$ 175,5, y aplicar la venta futura con la mercadería disponible. Esta diferencia equivale a una tasa anual en dólares del 28%. Dicho de otra forma estamos proponiendo un hedge (cobertura) del maíz disponible vendiendo futuro abril 2012. Esto es así por el fuerte descuento que tiene el maíz disponible con respecto a la paridad o FAS teórico, consecuencia de la no apertura de los ROE para maíz disponible de la vieja cosecha. Mientras tanto, comienza a preocupar la falta de lluvias que impide la siembra.

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