Un funcionario del Ministerio de Seguridad de la Nación fue testigo presencial del desplazamiento de los barrabravas de River Plate hacia el vestuario de Sergio Pezzotta pero no intervino, de acuerdo a nueva información que surge del infierno del club de Nuñez.
Cuando Nilda Garré fue designada ministra de Seguridad de la Nación eligió al abogado Juan Carlos Blanco para la Subsecretaría de la Unidad de Coordinación de Seguridad y Prevención de la Violencia en Espectáculos Futbolísticos (Ucpevef), que reemplazó al Subsef, creada al asumir Javier Castrilli y que tuvo como último director a Pablo Paladino. El objetivo era enviar un mensaje de que el presente no tenía que ver con el pasado. Que una nueva etapa había comenzado. Blanco depende de Garré, a través de Ileana Romina Arduino, secretaria de Políticas de Prevención y Relaciones con la Comunidad. Blanco conoce en profundidad a todas las barrabravas de los clubes de fútbol que participan de los campeonatos de 1ra. A y del Nacional B de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Él designó como sus colaboradores directos a los también abogados Gustavo Lugones y Cecilia Ales, todos funcionarios dependientes del ministerio a cargo de Garré.
La relación entre Blanco y Lugones se remonta en el tiempo.
Lugones acompañó al ex árbitro Mario Luis Gallina cuando éste fue director general de la Comisión de Investigaciones sobre Seguridad en Espectáculos Deportivos, y más tarde en la conducción del Comite Provincial de Seguridad Deportiva (Coprosede).
Cuando Gallina fue querellado por calumnias por 'Bebote' Álvarez, jefe de la barrabrava del Club Atlético Independiente, los abogados del ex jefe del Coprosede fueron Juan Carlos Blanco y Gustavo Lugones. Y cuando Rubén Pérez, sucesor de Gallina, no le renovó el contrato al asesor estrella Lugones, éste fue convocado por Juan Carlos Blanco al ámbito de la Secretaría de Deportes de la Nación, y más tarde ingresaron al Ministerio de Seguridad. En la organización no gubernamental Salvemos al Fútbol conocen a Lugones, en especial cuando, junto a Cecilia Ales, acompañaron a su jefa, Ileana Arduino, secretaria de Políticas de Prevención y Relaciones en la Comunidad, a un debate sobre cómo evitar la violencia deportiva. En aquella oportunidad participaron otras organizaciones. Hasta la JEBA (Juventud Evangélica Bautista Argentina).
Precisamente un integrante de Salvemos al Fútbol dijo haber reconocido a Lugones como la persona de gorra roja que caminaba algunos metros más atrás del grupo de barrabravas de River Plate que concurrió al vesturio del árbitro Sergio Pezzotta durante el entretiempo del partido entre el equipo local y Belgrano de Cordoba, para exigirle que o sancionaba un penal durante el 2do. tiempo o lo mataban.
En el video que, al parecer, se encargó de difundir la propia gente del Ministerio de Seguridad, curiosamente no aparece Lugones pero sí es identificado en los otros videos de las cámaras de seguridad que han llegado a manos del Poder Judicial.
Luego del comentario del allegado de Salvemos al Fútbol, Urgente24 consultó a varias personas que estuvieron recorriendo ese domingo el "anillo de seguridad" y corroboraron el dato: Lugones sería la persona de gorra roja que caminó algunos pasos detrás de los barrabravas.
Las preguntas a realizarle a Lugones resultan muy delicadas:
¿Por qué, siendo un funcionario público, permitió consumar el delito de amenazas y extorsión al referí Pezzotta?
¿Por qué no identificó al personal policial con el que se cruzó en el recorrido a los barrabravas que iban hacia la zona de vestuarios cuando estaba prohibido que transitaran por ese lugar?
¿Por qué no radicó de inmediato una denuncia acerca de lo que sucedió cuando, afirman algunos, más tarde habría expresado "Qué barbaridad lo que pasó hoy aquí..."?
¿Por qué no informó de inmediato al jefe del operativo de seguridad para que concurriera a brindarle las seguridades del caso al árbitro Pezzotta, de manera tal que durante el 2do. tiempo de ese partido de fútbol, la autoridad deportiva se sintiera protegida?
¿Reportó Lugones lo sucedido a su jefe Blanco? ¿Y qué hicieron, en consecuencia, las autoridades del Ministerio de Seguridad de la Nación? Es enorme la irresponsabilidad gubernamental, en especial porque el Ministerio de Seguridad siempre ha tenido la información de lo que sucedió con Pezzotta y, sin embargo, la información no se conoció por las autoridades gubernamentales sino por los trascendidos del informe del árbitro al Comité de Disciplina de la AFA. Esta situación salpica directamente a la ministro Nilda Garré porque ella es la responsable última de quienes no actuaron conforme a sus responsabilidades como funcionarios públicos. Ahora también se entiende cuál es el dato que conoce Daniel Passarella, presidente del Club Atlético River Plate, y con el cual puede presionar a las autoridades gubernamentales. En especial sorprende de Lugones su pasividad cuando él habría permanecido en esa jornada muy atento a los movimientos de Gabriel Riccio, el hombre de confianza (en las sombras) de Passarella en lo que hace a la Seguridad en River (tal como antes lo fue de Mario Israel). Riccio es cercano a los malvivientes autodenominados Los Borrachos del Tablón. Y de seguridad conoce poco y nada porque su profesión es la de mecánico.
Él fue presentado por Urgente24 cuando impulsó bajar el contrato con la empresa de seguridad privada Siseg, para contratar a otra, American Guard, que no estaba habilitada, lo que generó un escándalo. Aún así, se mantuvo. Y con mucho poder.
Algunos de quienes se cruzaron aquel día con Lugones dicen que él habría sospechado de Riccio como el autor intelectual del bochorno. Hay un dato casi grotesco pero que permite comprender el doble discurso vigente sobre la violencia en el fútbol: Gustavo Lugones, al igual que Juan Carlos Blanco, es uno de los participantes en el libro "Fútbol y Violencia. Miradas y propuestas", de Marcelo Roffé y José Jozami, presentado como una "experiencia colectiva para pensar sobre la violencia en el fútbol". El texto tiene prólogo es de Gustavo Grabia - el periodista del diario Olé que difundió los fotogramas del video que detonaron el escándalo-.
Cuando Nilda Garré fue designada ministra de Seguridad de la Nación eligió al abogado Juan Carlos Blanco para la Subsecretaría de la Unidad de Coordinación de Seguridad y Prevención de la Violencia en Espectáculos Futbolísticos (Ucpevef), que reemplazó al Subsef, creada al asumir Javier Castrilli y que tuvo como último director a Pablo Paladino. El objetivo era enviar un mensaje de que el presente no tenía que ver con el pasado. Que una nueva etapa había comenzado. Blanco depende de Garré, a través de Ileana Romina Arduino, secretaria de Políticas de Prevención y Relaciones con la Comunidad. Blanco conoce en profundidad a todas las barrabravas de los clubes de fútbol que participan de los campeonatos de 1ra. A y del Nacional B de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Él designó como sus colaboradores directos a los también abogados Gustavo Lugones y Cecilia Ales, todos funcionarios dependientes del ministerio a cargo de Garré.
La relación entre Blanco y Lugones se remonta en el tiempo.
Lugones acompañó al ex árbitro Mario Luis Gallina cuando éste fue director general de la Comisión de Investigaciones sobre Seguridad en Espectáculos Deportivos, y más tarde en la conducción del Comite Provincial de Seguridad Deportiva (Coprosede).
Cuando Gallina fue querellado por calumnias por 'Bebote' Álvarez, jefe de la barrabrava del Club Atlético Independiente, los abogados del ex jefe del Coprosede fueron Juan Carlos Blanco y Gustavo Lugones. Y cuando Rubén Pérez, sucesor de Gallina, no le renovó el contrato al asesor estrella Lugones, éste fue convocado por Juan Carlos Blanco al ámbito de la Secretaría de Deportes de la Nación, y más tarde ingresaron al Ministerio de Seguridad. En la organización no gubernamental Salvemos al Fútbol conocen a Lugones, en especial cuando, junto a Cecilia Ales, acompañaron a su jefa, Ileana Arduino, secretaria de Políticas de Prevención y Relaciones en la Comunidad, a un debate sobre cómo evitar la violencia deportiva. En aquella oportunidad participaron otras organizaciones. Hasta la JEBA (Juventud Evangélica Bautista Argentina).
Precisamente un integrante de Salvemos al Fútbol dijo haber reconocido a Lugones como la persona de gorra roja que caminaba algunos metros más atrás del grupo de barrabravas de River Plate que concurrió al vesturio del árbitro Sergio Pezzotta durante el entretiempo del partido entre el equipo local y Belgrano de Cordoba, para exigirle que o sancionaba un penal durante el 2do. tiempo o lo mataban.
En el video que, al parecer, se encargó de difundir la propia gente del Ministerio de Seguridad, curiosamente no aparece Lugones pero sí es identificado en los otros videos de las cámaras de seguridad que han llegado a manos del Poder Judicial.
Luego del comentario del allegado de Salvemos al Fútbol, Urgente24 consultó a varias personas que estuvieron recorriendo ese domingo el "anillo de seguridad" y corroboraron el dato: Lugones sería la persona de gorra roja que caminó algunos pasos detrás de los barrabravas.
Las preguntas a realizarle a Lugones resultan muy delicadas:
¿Por qué, siendo un funcionario público, permitió consumar el delito de amenazas y extorsión al referí Pezzotta?
¿Por qué no identificó al personal policial con el que se cruzó en el recorrido a los barrabravas que iban hacia la zona de vestuarios cuando estaba prohibido que transitaran por ese lugar?
¿Por qué no radicó de inmediato una denuncia acerca de lo que sucedió cuando, afirman algunos, más tarde habría expresado "Qué barbaridad lo que pasó hoy aquí..."?
¿Por qué no informó de inmediato al jefe del operativo de seguridad para que concurriera a brindarle las seguridades del caso al árbitro Pezzotta, de manera tal que durante el 2do. tiempo de ese partido de fútbol, la autoridad deportiva se sintiera protegida?
¿Reportó Lugones lo sucedido a su jefe Blanco? ¿Y qué hicieron, en consecuencia, las autoridades del Ministerio de Seguridad de la Nación? Es enorme la irresponsabilidad gubernamental, en especial porque el Ministerio de Seguridad siempre ha tenido la información de lo que sucedió con Pezzotta y, sin embargo, la información no se conoció por las autoridades gubernamentales sino por los trascendidos del informe del árbitro al Comité de Disciplina de la AFA. Esta situación salpica directamente a la ministro Nilda Garré porque ella es la responsable última de quienes no actuaron conforme a sus responsabilidades como funcionarios públicos. Ahora también se entiende cuál es el dato que conoce Daniel Passarella, presidente del Club Atlético River Plate, y con el cual puede presionar a las autoridades gubernamentales. En especial sorprende de Lugones su pasividad cuando él habría permanecido en esa jornada muy atento a los movimientos de Gabriel Riccio, el hombre de confianza (en las sombras) de Passarella en lo que hace a la Seguridad en River (tal como antes lo fue de Mario Israel). Riccio es cercano a los malvivientes autodenominados Los Borrachos del Tablón. Y de seguridad conoce poco y nada porque su profesión es la de mecánico.
Él fue presentado por Urgente24 cuando impulsó bajar el contrato con la empresa de seguridad privada Siseg, para contratar a otra, American Guard, que no estaba habilitada, lo que generó un escándalo. Aún así, se mantuvo. Y con mucho poder.
Algunos de quienes se cruzaron aquel día con Lugones dicen que él habría sospechado de Riccio como el autor intelectual del bochorno. Hay un dato casi grotesco pero que permite comprender el doble discurso vigente sobre la violencia en el fútbol: Gustavo Lugones, al igual que Juan Carlos Blanco, es uno de los participantes en el libro "Fútbol y Violencia. Miradas y propuestas", de Marcelo Roffé y José Jozami, presentado como una "experiencia colectiva para pensar sobre la violencia en el fútbol". El texto tiene prólogo es de Gustavo Grabia - el periodista del diario Olé que difundió los fotogramas del video que detonaron el escándalo-.
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